lunes, 5 de noviembre de 2012

Los Gladiadores


Un entrenador de gladiadores romano recibió dos nuevos esclavos. Eran magníficos luchadores, pero eran paisanos y, aunque no se tenían un especial aprecio, nunca luchaban entre ellos dos. 

Al entrenador esto no le gustaba. La camaradería no se llevaba bien con el espectáculo.

Así que el entrenador, que era un lince, urdió un plan: les redujo la comida a la mitad a los dos, y a los dos les explicó que había que ahorrar y que, si no fuera por el glotón del otro gladiador, todos podrían comer como siempre. 

En cuestión de 2 días estaban luchando como lobos. Uno perdió un brazo, el otro quedó tuerto. 


Y nunca, nunca sospecharon del entrenador.



No hay comentarios:

Publicar un comentario